Siento una gran pasión por mi oficio

Cuando terminé mis estudios de EGB y todo el mundo decidía si seguir con dos años de formación profesional o seguir por la senda del BUP, decidí abrir una tercera vía y quise estudiar cocina casi sin dudar. No sé porque lo escogí. Nunca antes había cocinado y nadie de mi familia se dedicaba al mundo de la restauración. De hecho, nadie en mi pueblo, Sant Llorenç des Cardassar, había estudiado cocina antes.

Creo que desde el principio me gustó mi elección, aunque, como todo en la vida, hubo momentos difíciles. Lo que para mí es hoy una prenda inseparable y con la que me identifico, la primera vez que con dieciséis años me puse una chaquetilla de cocinero, sentí que no iba conmigo. Fueron años difíciles y felices, con mucho trabajo. Recuerdo como, en un hotel donde trabajé siendo muy joven, cargaba y estiraba desde el economato hasta la cocina una carretilla inmensa con toda la materia prima necesaria para hacer la comida. Lo que de joven te incomoda, de mayor lo entiendes como necesario.

Recuerdo también la angustia de sentir que, por mucho que me esmerara por hacer bien mi trabajo con un magnífico chef francés, nunca lo hacía a su gusto…ni perfecto. Esta exigencia perfeccionista solo la entiendes con el paso de los años y lo que de joven te frustra, de mayor lo entiendes como imprescindible. Así que lo que no entendía años atrás, me hizo más fuerte y dio sentido a todo lo que vino después.

Fui profesor en la Escuela de Hostelería. Era muy feliz dando clases pero sentía que me faltaba la pasión que yo sentía cocinando y, sobre todo, la emoción de tener cocina propia: quería dar a conocer la cocina mallorquina y elevarla al nivel de la cocina francesa. Cuando empecé, los chefs más prestigiosos de Mallorca eran extranjeros. Cada día me apasionaba más y más la cocina, quería saber más, conocer más ingredientes y, sobre todo, más elaboraciones.

Aún hoy, me paso todo el día pensando en combinaciones de ingredientes y platos. Siento una gran pasión por este oficio y esa pasión, junto con lo aprendido de la mano de otros chefs, trato de reflejarlo en mis platos. Aprendí de joven la importancia del trabajo en equipo y sé que no podría llegar a donde he llegado sin el fantástico equipo de mi cocina, donde somos como una gran familia, preocupados todos por el comensal y responsables todos de cada una de nuestras parcelas de trabajo para dar lo mejor de nosotros.