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José Miguel Bonet y Óscar Molina han participado en un coloquio sobre la situación de la gastronomía en Ibiza a iniciativa del alcalde Rafael Ruíz y de los hermanos Ferran y Albert Adrià, responsables de Heart Ibiza. Presente y futuro de una isla que cierra por vacaciones y que ha hecho del lujo y la diversión una seña de identidad conocida en todo el mundo.
En el debate se plantearon diversas iniciativas como becas para estudiantes, la puesta en marcha de una escuela de cocina o una web para dar visibilidad a los productores ibicencos. Se habló de que el lujo no tienen por qué ser la única referencia del modelo turístico y gastronómico de la isla.
José Miguel Bonet, chef del restaurante familiar de Es Ventall, situado en Sant Antoni de Portmany, cuenta al Magazine de Chefs(in) lo mucho que ha cambiado la isla en los últimos años. «No creo que todo tenga que ser ocio, lujo y exclusividad sino que tenemos que encontrar un equilibrio».
José Miguel padece las dificultades de la temporada alta ibicenca, donde es prácticamente encontrar un piso para alquilar, ni siquiera una habitación. «Un cocinero o un camarero ya no están motivados para venir a Ibiza. Es muy difícil encontrar personal cualificado. Yo mismo tengo a personal durmiendo en mi casa».
Óscar Molina, chef de Ibiza Gran Hotel, reafirma esta situación con un caso concreto que ha vivido en su cocina. Las dificultades de alojamiento, de logística y de personal cualificado condicionan muchos negocios. «El modelo de negocio va a cambiar. Hay modelos de negocio muy ambiciosos, de mucha calidad y que lo hacen y lo harán muy bien pero se va a perder la autenticidad de la isla. La manera de cuidar esto es yendo a las escuelas, cuidando el futuro y haciéndoles partícipes de las cosas importantes».
Como véis, la gastronomía no son solo recetas, ni siquiera cocineros. La gastronomía está condicionada por su entorno pero también puede contribuir a modificarlo y a mejorarlo.
