Una iglesia a medio construir ordenada por Antonio Maura a principios del siglo XX, dos Chefs(in) afiliados hace menos de un año y la ambientación musical de un dúo fuera de lo común, formaron las piezas base del Hidden Kitchen del pasado 7 de agosto. El conjunto, una mezcla ecléctica que no dejó indiferente y demostró que, a veces, los puzzles tienen tantas construcciones como queramos imaginar.
Desnudos en decoración y productos
La Esglèsia Nova de Biniamar es un espacio diáfano que únicamente cuenta con media altura de sus paredes, la estructura de ocho capillas a ambos lados de la nave y un altar. Así, la desnudez del producto creada para la ocasión y practicada por la cocina de Juan Pinel, del resurante L’Àtic, en la octava planta del hotel Saratoga, y Borja Triñanes, chef de Sala de Personal, se acomodó perfectamente a las piedras y el cielo de este pequeño pueblo del municipio de Selva. Y la mezcla de electrónica con folclore del grupo Partícula en formato dúo, lo envolvió todo en un sonido transportador y fascinante. Aunque, de todo ello, los asistentes, antes de llegar y como siempre hemos hecho, no tenían más que dos nombres. Porque de eso se trata.
Empecemos
Un autocar de TransferClass fue el encargado de transportar a los aventureros gastronómicos hasta el pueblo de Biniamar. En la Esglèsia Nova les esperaba la comitiva de bienvenida: Miguel Ángel Payeras, director de Chefs(in), Beatriz Lechuga, regidora de cultura del ayuntamiento de Selva, y los dos chefs protagonistas. Desde el altar, Partícula habían iniciado su repertorio, que sumaba intensidad al momento. Tras las presentaciones, el cóctel de bienvenida, Akashiso, una refrescante combinación de ginebra, fino, shiso, remolacha y tónica, servía de paso inicial, previo al primer entrante, hoja de shiso en tempura, con maíz y anguila. El envoltorio, una versión del Hallelujah, de Leonard Cohen, decorada con electrónica y una barrera de sonido de fondo, cerraba la bienvenida perfecta de lo que sucedería minutos más tarde.
En la mesa, cada comensal buscó su minuta personalizada, una estampita del santo correspondiente a su nombre, que le asignaba el lugar. El menú, dominado por los productos locales y de temporada, reafirmó la tesis de los chefs que el producto sin aderezos ni demasiadas elaboraciones, es tan o más efectivo que otras fórmulas gastronómicas. Además, beber de tradiciones religiosas y saltárselas en algunos aspectos también produce sonrisas entre los comensales y sus papilas gustativas.
En concreto, tal y como los presentaron los chefs:
El menú
- Akashiso: ginebra, fino, shiso, remolacha, tónica
- Shisho | Maíz | Anguila
- Tomate | Americana
- Gamba | Escabeche
- Raya | Algas | Pil Pil
- Cordero | Encurtidos | Tubérculos
- Lácteos | Merengue | Paraguayo
- Delicious Seltzer: Calvados, nectarina, té verde
El maridaje
Los vinos, Malvasía blanco, de Bodega Nacra, y Pin Up Negre, de Chefs(in). A lo que le unió la presentación en sociedad del Pomelo Rosa, la nueva bebida de Puig, refrescante, dulce, ácida, todo un paso hacia adelante en su intención de seguir creciendo.
El momento álgido llegó a los postres, con la interpretación del canto de La Sibil·la, en una versión casi a capela, apoyada en elementos electrónicos, en una iglesia con las luces apagadas, y una intensidad (casi) inesperada. Los aplausos dieron paso al cóctel de café y los petit four de la estrella invitada de la noche: Ariadna Salvador, de Ninumá, Su particular versión de las Tetillas de monja, Bombón de chocolate y especias mallorquinas y Crucifijo de chocolate, lima y fresas, ponían el punto final a una noche de contrastes, algún misterio y demás piezas de una propuesta arriesgada, aventurera y con, como todas las veces, final feliz.
Desde aquí, siempre, gracias, a todas las instituciones y empresas implicadas, Ajuntament de Selva, TransferClass, Begudes Puig, ProaGrup, y al grupo de personas que nos acompañáis en cada una de las aventuras que se nos ocurren. Gracias.