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Pocas veces antes habíamos escondido la cocina del chef en un Hidden Kitchen en un lugar tan abierto como en esta ocasión, por no decir ninguna (la que más se le acerca es esta, en plena Serra de Tramuntana).
Esperaban a los comensales sobre la mesa una luna (casi)llena, un cielo estrellado, ninguna nube y una temperatura perfecta. Ni frío ni calor en un día de San Miguel en el que celebramos la onomástica por todo lo alto. Sólo exageramos un poquito si decimos que la mitad de los presentes estaban de celebración, chef y director de Chefs(in) incluidos.
Para este Hidden Kitchen con Miquel Sánchez (restaurante Smoix, Sol Repsol, Ciutadella) convocamos a la mayoría de los comensales a las 20h en Varadero Palma. Los menos (más privilegiados este día), a las 20:25h a solo tres minutos a pie del lugar de la cena, la exclusiva calita del hotel Gran Meliá de Mar. Había que despistarles, por eso les hicimos subir al minibus de lujo que Transfer Class, recién estrenado patrocinador de Chefs(in), les llevaría prácticamente hasta la mesa de este Hidden Kitchen.
Despistados también llegaron de Palma algunos comensales, que vieron cómo sus apuestas no se cumplían (al menos esta vez): ni Sóller ni la Fundación Miró Mallorca. Reconocemos que las pistas que les enviamos días antes no eran todo lo fáciles que podrían haber sido. Mea culpa.
Hubo otra pista que les descolocó aún más: «valora la posibilidad de tener que descalzarte«. ¡A ver cómo íbamos a decir que trajeran calzado adecuado sin mencionar que cenarían en una playa! Hicieron caso de la pista y damos fe de que hubo quien aprovechó la oportunidad y cenó con los pies sobre la arena. ¡Yo también lo hubiera hecho! Y es que después de los dos aperitivos finger food con los que Miquel Sánchez arrancó la cena y que se degustaron junto a la piscina de Bardot (abajo) y la infinity pool de la terraza de Amaro (arriba), la siguiente parada era «la buena de verdad», la que despertó unos cuantos «wow!» cuando los comensales descubrieron que era allí donde iban a cenar: la exclusiva calita del hotel Gran Meliá de Mar. Literalmente, con los pies en la arena.
La calita del Gran Meliá de Mar fue el lugar en el que escondimos la cocina del chef Miquel Sánchez en este Hidden Kitchen
Las habituales cenas románticas para dos que prepara el hotel en la cala esta vez se transformaron en una cena romántica para veinte, con un grupo de amigos (muchos de los cuales no se conocían) pero que terminaron cantando juntos el cumpleaños feliz y la marcha nupcial al subir en el minibús de Transfer Class de regreso al punto de encuentro. Porque si hay algo que se ha hecho popular entre las cenas Hidden Kitchen de Chefs(in) es regalarlas. De cada vez sois más los que os animáis a regalar un Hidden Kitchen a personas especiales de vuestro entorno: cumpleaños, aniversarios de boda, recién casados, santos, incentivos de empresa… Cualquier excusa es buena para disfrutar de la mejor gastronomía de las islas mientras conoces rincones secretos de Mallorca (o Menorca…).
Dio la bienvenida a los comensales Sergio Navascuez, director de Food & Beverage de Gran Meliá de Mar. Él fue el encargado de explicar a los participantes las singularidades del lugar en el que iban a cenar. Porque si bien es cierto que el Gran Meliá de Mar es uno de los hoteles más conocidos de Mallorca, pocos son los que conocen a fondo este emblemático hotel, diseñado en 1964 por el prestigioso arquitecto José Antonio Coderch y considerado hoy en día un icono de la arquitectura moderna de estilo contemporáneo. Quizás el elemento más conocido de su arquitectura es el peculiar revestimiento de la fachada, realizado con baldosas de cerámica vidriada de color marrón, que han llevado al hotel a ser conocido con el apodo de «hotel de chocolate». Hoy en día, el edificio está protegido, por lo que sólo se le pueden realizar pequeños cambios decorativos que no alteren la estructura del edificio.
Los comensales disfrutaron de un menú degustación de 10 pasos con aperitivos finger food, cena sobre la arena y cafés y copas en la terraza de Amaro
Tras el cóctel de bienvenida y la sorpresa de descubrir dónde iban a cenar, los comensales bajaron a pie de playa para tomar asiento en la mesa imperial que preparamos para ellos y junto a la que encontraron al chef Miquel Sánchez terminando de rematar el primer plato en mesa de la noche: un tartar de gambas de Menorca con puerros asados y aliño cítrico y picante. Encima de la mesa les esperaba la siguiente sorpresa: buscar su nombre entre las veinte icónicas baldosas «de chocolate» que, además de decorar la mesa, utilizamos como seating plan (y que se llevaron a casa como obsequio).
Durante dos horas, los platos se fueron sucediendo en la mesa de este Hidden Kitchen, en el que el hilo musical se substituyó por el rumor de las olas. Miquel Sánchez ideó un menú inspirado en el mar y muy fresco, pero sin perder de vista el característico toque mexicano de la cocina de Smoix. Y es que la otra mitad de Smoix, Vianei Ángeles, quien además de ser la jefa de sala del restaurante es la pareja de Miquel, es natural de México. Miquel, nacido en Cataluña; Vianei, nacida en México. Y ambos, encontrados en Menorca. La de Smoix, sin duda, es una cocina con muchas influencias culturales y que está en constante evolución. Por cierto, que este ha sido el tercer Hidden Kitchen de Miquel Sánchez, tras los realizados en la destilería de Gin Xoriguer en Mahón con Santi Taura y en el Antiguo Parque de Bomberos de Palma.
Estrenamos colaboración con Transfer Class, empresa de transfers premium que trasladó a los comensales entre el punto de encuentro y el hotel
Miquel Sánchez subió a bordo del buque de Bàlearia con rumbo a Mallorca algunas de sus recetas más conocidas, como sus famosos canelones, que esta vez preparó con cigalas y setas, o su carpaccio de pescado de roca. El menú, que maridó Vinamica con una selección de vinos nacionales y franceses, se completó con un taco de cochinillo y espardenya menorquina con salsa de achiote (México+Menorca), roast beef con tatin de cebolla y jugo de carne y una ganache de chocolate y mango.
Acabado el postre, sí; acabada la cena, no. En este punto, los comensales (calzados de nuevo), subieron a la terraza del hotel para poner el broche final al evento. Allí les esperaba Borja Sala, barista de Arabay Coffee, quien preparó un café con una vacum pot, una olla de vacío. Borja explicó a los comensales este peculiar sistema de elaboración de café, que ya se utilizaba a mediados del siglo XIX, y que tiene su base en la denominada «curva inversa», un sistema opuesto al que estamos acostumbrados. Si normalmente la temperatura del agua desciende al hacer el café, en este caso se mantiene estable durante todo el proceso. El café servido fue un Honduras natural de la finca Magnolia y de las variedades Bourbon y Catuai amarillo.
Ya para terminar, pero antes de regresar al minibús de Transfer Class que les llevaría de nuevo al punto de encuentro, los comensales pudieron disfrutar de una copa de Suau 25, de Suau Orange o del premiado Ron Jungla de Bodegas Suau. Sin duda, el final perfecto para brindar en una noche estrellada de otoño y llena de celebraciones. Per molts d’anys i bons!
Gracias a Meliá Hotels International por abrirnos las puertas de su casa y dejarnos cocinar dentro. Gracias en especial al equipo de Gran Meliá de Mar por facilitarnos tanto el trabajo y por ponerse a nuestra disposición. Gracias a los comensales por la confianza ciega. Y gracias también a los colaboradores y patrocinadores de Chefs(in) que hacen posible eventos como este Hidden Kitchen: Baleària, Jaiak Tendencias & Diseño, Makro, Vinamica, Bodegas Suau, Arabay Coffee, Transfer Class, Purohotel Palma, Autovidal, Estrella Damm, Deacorde, Teixits Vicens, Lafiore y CRDOP Queso Mahón-Menorca.
