“De pequeño, mi madre cocinaba en el pequeño restaurante de mi tío y yo la acompañaba a trabajar los fines de semana. En esos tiempos, ¡no teníamos ‘babysitter’ que nos cuidara!

Recuerdo que cuando tenía unos 11 años le dije a mi madre que quería ser cocinero. ¿Sabéis qué me respondió? ¡Que no!

Mi madre habló con los maestros de mi escuela quienes le dijeron que yo era un buen estudiante pero un poquito vago… Faltaba que me dieran un ‘pequeño empujón’.

Pero yo seguía con la misma idea: quería ser cocinero y mi madre para quitármelo de la cabeza, me envió al restaurante Las Olas de JoanVicens en el Puerto de Sóller a ‘trabajar’ en verano. Así que, mientras mis amigos se iban a la playa a disfrutar de sus vacaciones, yo fregaba cacharros de cocina…

Pero ni eso consiguió que cejara en mi empeño. Y con 14 años, al acabar Primaria, le di un gran disgusto a mi madre al decirle muy convencido: “Mamá, me voy a Palma a estudiar cocina”. Y así fue. Estudié en Juníper Serra y tuve la suerte de aprender del gran maestro Tomeu Esteva. Así que mi madre no consiguió su objetivo y hoy ¡está encantada de que su hijo sea cocinero!

Además, creo que la historia se repetirá porque hoy trabaja en mi cocina de El Olivo el hijo de Joan Vicens, y mi hijo, que tiene 12 años, ¡ya me dice que quiere ser cocinero!”