Gabi Lucas es un contador de historias. Desde que empezó a estudiar en Barcelona como sumiller en 2014, no ha parado de hacerlo para, según él, “transmitir algo que no puedas leer en una etiqueta de un vino”. Lo suyo es el olfato. “Nos enseñan a leer, a escribir… pero nadie nos enseña a oler. Y deberíamos hacerlo”. A partir del olfato, de un aroma que recogemos en una cocina, en la esquina, con alguien, somos capaces de volver a ese lugar de hace años, a esa persona de hace siglos, a ese plato que te hacía la abuela y del que nunca supiste nada más que el sabor y el olor. Por eso les enseña a oler a sus hijos todo lo que puedan. “Al cabo de media docena de veces, ese olor ya no lo vas a olvidar nunca”, mantiene.

Al volver a la isla, trabajó en el Tristán de Puerto Portals como ayudante, y con Marc Fosh como sumiller. Su lista de premios no es para dejarla de lado: Nariz FEVI 2018, Mejor Sommelier de Baleares 2018 y 2019, Top 10 Mejor Sommelier de España UAES 2018 y 2019, finalista al Mejor Sommelier Internacional en Cava 2019, Mejor Sommelier de España en RUINART Challenge 2019, Mejor Sommelier de España UAES 2021, y representante Español en el Campeonato de Europa ASI 2024. Entre concurso y concurso, es embajador de distintas marcas, consultor de restaurantes de alta gastronomía, e imparte cursos para acercar el vino a todo aquel que esté interesado. Aunque, de fondo, ha empezado a dar sus primeros pasos en el mundo de la producción. Porque, según él mismo cuenta, “lo que me gustaría es poder cerrar el círculo y entrar en la elaboración del vino”. Objetivo marcado.