A Ariadna Salvador, alma de Ninumá, la hemos encontrado preparando bombones de chocolate con leche. En la mano sostiene una manga pastelera con la que ha empezado a rellenar cada bocado, de ganache de cuatro especias mallorquinas i petazetas. “No sin mi manga pastelera”, manifiesta rotunda. “Es una de mis herramientas más queridas. Yo estoy hecha para mangas. He llegado a lesionarme el brazo con un biberón intentado bajar la crema”.
No hay duda. En el obrador de esta cocinera y pastelera siempre atenta al detalle destaca este artilugio; su utensilio fetiche. Recicla las mangas de plástico y cuida con mimo las profesionales, elaboradas con fibra, para que le duren cuanto más mejor. A las mangas de pequeño tamaño las utiliza para no desperdiciar ni un poquito de la crema sobrante. “Trabajo con la manga incluso para pasteles grandes. También para cocinar y emplatar recetas saladas. Y las uso para envasar al vacío, por ejemplo, cremas de chocolate que no tenga que volver a templar”.
¿Qué decir de las boquillas de las mangas pasteleras? “Son una fantasia”, confiesa Ariadna. Incluso las que ella es capaz de hacer de forma artesanal “y en modo supervivencia”.
A Ariadna Salvador la han entrevistado en un capítulo del programa “Entre avui i demà” de IB3 Ràdio dedicado a la palabra mànega (manga, en catalán).