Marc Fosh está dejando huella en Mallorca: por innovación, por concepto y, por supuesto, por cocina. Tras ganar la estrella Michelin para el Simply Fosh en 2015 y cerrar las puertas de su Misa Brasería (lugar del que aún se recuerda su receta del pollo al ast; uno de sus platos preferidos), por fin ha puesto nombre y apellidos a sus restaurantes.
Simply, ubicado en la calle Convent de la Missió, es ahora Marc Fosh (tal vez, aún más personal que antes); en la calle Orfila ha abierto Fosh Kitchen y en la calle Morey, su propio laboratorio gastronómico, Fosh Lab. Cada uno con sus peculiaridades pero todos con su sello y su calidad.
Este artículo es para hablaros de Fosh Kitchen
un restaurante sencillo, de líneas blancas y muy elegantes, ubicado en el local de una antigua y emblemática confitería palmesana – Can Frasquet. Ya no queda nada de su característica decoración que tanto llamaba la atención a los turistas y embelesaba a los residentes, aunque sigue destacando en la fachada el año en que abrió sus puertas: 1697.
Fosh Kitchen ofrece recetas llenas de sabor y muy saludables, cocinadas con influencias mediterráneas. Por algo dice que el sabor, en su carta, «es el rey». E incorpora el concepto raw bar con platos como mezze mediterráneo con baba ganoush, hummus de remolacha & tabouleh; ostras con tomate, lima y granada o salmón marinado con ensalada de pimientos asados, limones en salmuera y aceite de argán.
Como véis la base puede ser muy sencilla, pero cada receta es una elaborada mezcla de ingredientes y sabores cocinados con el sello Fosh.
Al mediodía dispone de un menú con dos platos a elegir por 17.50 € o tres platos a elegir por 22.50 €. Para cada menú hay una selección de vinos, habitualmente de bodegas mallorquinas. Escuchad a Mike Janczenia, maitre y jefe de sala, porque os recomendará y seguro que no falla.
En la carta de Fosh Kitchen destacan entrantes como las vieiras a la sartén con salsa de guisantes y citronella, principales de carne como las carrilleras de buey glaseadas con bacon ahumado, chalotas y puré de guisantes frescos, o principales de pescado como la lubina “a la mallorquina”. También hay opción de platos vegetarianos como el risotto de coliflor con mozzarella ahumada, alcaparras y polen de hinojo. Y entrantes, como el jamón de bellota. ¿A quién no le gusta un buen plato de jamón?