XII CICLE DE CONFERÈNCIES INCA BUSINESS
De fracasos y sobremesas
“He venido a hablar de todos mis fracasos profesionales, que son los que me han convertido en quién soy”. El escritor, guionista y periodista Bop Pop llegó a Inca en el XII Cicle d’Inca Business con una idea muy clara: convencer al público que llenó el Teatre Principal que fracasar es lo que nos hace personas. “Lo que de verdad te define son los fracasos, los refugios en los que te vas escondiendo y vas descubriendo qué sabes hacer o en qué eres bueno, después de darte muchas hostias”, afirma. Habla con pasión, con ganas de seguir devorando la vida, pero con la convicción de saber que es una persona que ha tenido mucha suerte y que hay gente que no ha tenido la misma. “Pensamos muy poco en la mala fortuna de los demás y es muy importante entenderlo. Porque eso nos humaniza y tiene que ver con la empatía”, afirma.
Una humanidad que convierte los pequeños actos, como la cocina, en actos de amor. “Tenemos que cuidar mucho a la gente que cocina para nosotros”, mantiene. Porque, según él, la gastronomía define a las personas. En su caso, “tiene mucha culpa de ser quién soy. Primero, porque siempre fui un niño gordito al que le ha gustado mucho comer. Segundo, porque mucho de lo que sigo aprendiendo, lo hago alrededor de una mesa en casas de amigas, amigos y amigues”, afirma. Además, tiene claro que las comidas son un todo en el que no hay partes más importantes. “No tengo porqué excluir placeres. El vermut, el aperitivo, el pica, pica, la comida, el postre…”, sonríe goloso.
Bob Pop se ha hecho hueco en muchos lugares, según él, por una cuestión de suerte y “de experiencia. Porque yo llego a los lugares pasados los 30 y eso hace que nadie me espere donde voy, así que trabajo mucho más para estar muy seguro”. Es un hombre que habla sabiendo que tiene el privilegio de tener un espacio en los medios de comunicación en los que puede hablar con voz propia de temas que “de verdad me importan y que pueden cambiar las cosas. Porque también asumo en un momento que, para decir tonterías en la tele y en la radio, hay gente mucho mejor que yo. Que no se trata de hacer esto sólo por dinero”.
Experiencias lisérgicas
Además, predica con el ejemplo del aventurero. “Sentarme en una mesa de una casa o un restaurante a probar cosas nuevas, abre muchas posibilidades a crear una gran cantidad de cosas…”, explica. Y, si es en un restaurante de alta gastronomía se convierte en “una experiencia lisérgica que, además, las veces que he ido, siempre pienso: esta puede ser la última vez que me pueda permitir esto, así que vamos a gozarlo muy fuerte”.
Sobre gastronomía, no le hace feos a la comida más convencional, aunque sea de otros países. “Me encanta el ajiaco colombiano, que mi marido es de allí y le sale espectacular. Pero también la paella… Un gazpacho con mucho vinagre me vuelve loco, o un sándwich mixto bien hecho, me parece una obra de arte a la altura de Warhol…”, comenta sabroso. Porque es un “abanderado del menú del día. Además, tengo un baremo para los restaurantes, que es la ensaladilla rusa. Soy fan y devoto de la ensaladilla rusa y categorizo los sitios según su ensaladilla”.
Aunque su movilidad reducida le supone un problema en ocasiones. “Tengo que hacer una reivindicación, porque no hay nada que me guste más que un bar de viejos, y no están muy adaptados. Así que, a los que tenemos movilidad reducida, ir a comer, siempre nos sale más caro, porque tenemos que ir a sitios pijos”, explica con una sonrisa. La misma sonrisa que tiene cuando habla por su paso por los medios. Sabe que está en un espacio que no estaba cubriendo nadie y se aprovecha de ello. Afirma con convicción que su éxito tiene un punto de no esconder que ha estado en lo más bajo, se ha equivocado, pero también se ha levantado. “La gente en televisión huele el miedo, y no puedes dejar que huelan el miedo. Si le cuentas la verdad, lo notan, porque hay un detector muy raro de verdad en las pantallas de televisión. Además, no tengo nada que perder. Me ha llegado el éxito o la fama cuando yo lo que esperaba era una disfunción eréctil, con lo cuál p’alante, amiga”.
Como una canción de Bowie, Lou Reed o Ella Fitzgerald, con las que se mueve en su día a día, Bop Pop se come la vida a bocados. La disfruta, le pone listas de reproducción y habla de ello como para recordarlo. “Los propietarios de los medios de comunicación enseguida saben desactivarnos, porque sólo estamos de prestado. Y eso es algo que tenemos que asumir. Por mucho éxito que le demos a los medios, por mucho que ganen, no les va a costar nada quitarnos de en medio, porque lo que se juegan siempre es mucho mayor”, concluye.