Cuando llega la época de la vendimia, Binissalem se prepara para la fiesta. Es el momento de recoger el fruto de un año de trabajo, de paciencia e incluso de sufrimiento. El verano de 2015 ha sido duro y seco. Lo sabe muy bien la enóloga Esperanza Nadal, al frente de la bodega familiar Vins Nadal, que fundó su abuelo Miquel Nadal Fiol en 1932.
Por suerte, han podido superar la sequía y las enfermedades típicas de la viña provocadas por las altas temperaturas, y lo han hecho innovando y respetando las tradiciones culturales que han hecho de Binissalem una tierra de buen vino. Al final la vendimia ha sido exitosa y el equipo de Vins Nadal se siente satisfecho del trabajo realizado.
Esperança Nadal nos abre las puertas de su casa para enseñarnos desde dentro la esencia de la empresa familiar. Se cambia el vestido y las sandalias por los pantalones y las botas. Es su uniforme de trabajo. Conoce bien las viñas y aplica las técnicas aprendidas en bodegas de la península y en Chile donde tuvo la oportunidad de trabajar para grandes empresas.
Desde el centro de Binissalem, Vins Nadal distribuye actualmente unas cien mil botellas al año. En el interior de la bodega destaca una gran prensa de madera, de unos dos metros de largo y de más de cien años de antigüedad con la que extraen el mosto. A pesar de los años, la máquina funciona perfectamente y consigue unos resultados brillantes.
Tras ese proceso el mosto pasa a los depósitos donde comienza la fermentación. Mientras tanto es Esperanza quien se encarga de tomar la temperatura y de controlar el nivel de acidez y de azúcar. Las tres variedades de uva que cultivan son chardonnay, prensal y moscatel, cada una con un protocolo de elaboración diferente.
Esperanza nos descubre que un vino se diferencia de otro por los pequeños detalles: el momento de la plantación, el tipo de tierra, la meteorología, la vendimia, el mantenimiento, hasta la llegada de la uva a la fábrica y de su producción. En el momento de catar el vino todos estos elementos los descubriremos en el aroma, el color y el sabor que lo caracteriza.
La personalidad de Vins Nadal se experimenta en la intensidad del vino, el carácter varietal con sabor a regaliz y, algunos, a frutos del bosque. La enóloga nos confiesa que quiere conseguir mejores resultados en los vinos tintos para potenciar esa intensidad.
Le preguntamos a Esperanza cuál es el vino más difícil de conseguir: «El rosado, por el tiempo que se le debe dedicar». Y es un rosado intenso decidido a potenciar “la nariz y la boca”.
Termina con éxito el año de vendimia. Ahora queda todo el proceso de mimar el líquido, embotellarlo y distribuirlo hasta que llegue a nuestras mesas… y vuelta a empezar. Lo mejor de este 2015 es que los vinos nos llegan con una nave especial salida de la imaginación del artista Albert Pinya.
Molts d’anys, Binissalem!