El Museu del Fang fue el lugar elegido para el último Hidden Kitchen. Este mágico rincón de Marratxí, instalado en un antiguo molino restaurado, aguarda más de 900 piezas: 400 son de cerámica tradicional y el resto se pueden catalogar como artísticas. Ese día, sus paredes serían testigo de una noche de primavera llena de notas musicales y originales platos -algunos en forma de labio o corazón- cocinados con mimo por el equipo de Clandestí.
Citamos a nuestros comensales a las 20h en Varadero.. Allí les esperaba un minibús de Transfer Class que los llevaría hasta el sitio secreto de la velada. Por el camino, muy plácido gracias a la comodidad y servicio de Transfer Class, algunos seguían intentando averiguar dónde iba a ser la cena. Las pistas que les hicimos llegar durante la semana a nuestros invitados no fueron muy sencillas y nadie consiguió acertar que el Museu del Fang sería el enigmático lugar que les acogería esa noche.
Los protagonistas de este Hidden Kitchen llegaron a su destino e iniciaron una breve visita al museo con una copa de cava natural Maller (100% Macabeu) en la mano, seleccionado por Vinamica, con una fuente de frutos rojos y fresas que degustaron a medida que fueron entrando al Museu del Fang. Allí, el director les dio la bienvenida. Entre ornamentos, ollería y cerámica de pincel de las mismísimas culturas talaiótica, romana e islámica, los invitados atendieron a las explicaciones y se deleitaron con las piezas que se exhiben y conservan en perfecto estado.
En un ambiente relajado, iluminado por una luz tenue de velas, el alma de Clandestí, Pau Navarro y Ariadna Salvador, recibieron a los invitados en la segunda estancia del museo: una sala rústica con suelo de piedra y viga vista de madera en el techo. En el centro de la habitación, una mesa de madera blanca decapada y 20 sillas a juego. Sobre la ella, vajilla y cubertería, todo de Jaiak, empresa con mobiliario para eventos y encargada de crear espacios únicos en todos nuestros Hidden Kitchen. A juego con la espectacular mesa, las jarras, decantadores y vasos del vidrio artesanal de Lafiore.
El menú brilló al son de la música que, al igual que los vinos seleccionados por Vinamica, casaba a la perfección con cada plato ideado por Clandestí. A cada invitado le aguardaba una sorpresa: una caja de CD con los mejores hits del Hidden Kitchen y el enlace tanto para Spotify como para Apple music a las listas de reproducción de la noche. En el libreto del CD, como si de la letra de una canción se tratara, se escondían el menú y el maridaje de la noche. El primer verso, que presentaba el primer plato, decía así:
“Salen los snacks de barra y barrio, diferente
Servido con un espumoso contundente.
Ejercicio de confianza, como vasos de leche
Va un corazón de atún en escabeche”
Ni Pau ni Ariadna cantaron las rimas, pues su arte está en los fogones no en los micrófonos, pero sí que explicaron con esmero el plato de corazón de atún en escabeche que daba el pistoletazo de salida a la cena.
Si los invitados pensaron en algún momento que las sorpresas habían acabado, se equivocaron. Mientras el equipo de Clandestí servía el primer plato, el cantautor Jaime Anglada salió casi de la nada, guitarra en mano, para deleitar a los comensales con un concierto acústico a guitarra y voz. En cuestión de segundos la mesa se llenó de caras de sorpresa, de alegría, de emoción -y de móviles-. Entre aplausos, Anglada se retiró y las primeras notas de One interpretado por Johnny Cash empezaron a sonar. Esta era la primera canción de los grandes hits de la noche.
“Wine is bottled poetry”-Robert L. Stevenson
«El vino es poesía embotellada» (Robert L. Stevenson)
La velada -con su concierto– iba rodada entre platos de coca de curry con raya y la cautivadora voz de Jaime Anglada con canciones como La Llorona de Chavela Vargas. Toda la cena estuvo maridada con vinos y cavas seleccionados específicamente para esta noche por Vinamica. Al atrevido plato de rana le acompañaba un vino rosado de PINUP; al pichón le acompañó un Pinotage sudafricano llamado Boland que casa con a las carnes por su intensidad y sus notas de fruta y café.
“O de Rómulo y Remo cual loba
Amamantando con leche que engloba
Y descansa en dulzor que te emboba
De esta redonda y final pavlova”
Así presentaba el último verso al postre que finalizó la cena. La pavlova es una tarta que se dedicó a la bailarina rusa de ballet clásico, Anna Pávlova. Por eso, Ariadna y Pau eligieron El lago de los cisnes interpretada por la Orquestra Sinfónica de Praga para que sonara de fondo mientras los comensales saboreaban este peculiar dulce.
La noche no podía finalizar sin una última canción de Jaime Anglada. El cantautor versionó Resistiré de El Duo Dinámico y se despidió entre servilletas que volaban, aplausos y alguna que otra lágrima de emoción. El ambiente se iba relajando y entraron los cafés de Arabay Coffee y las copas de Suau Orange y Ron Jungla de Bodegas Suau para darle el toque final a la velada.
Los que empezaron siendo 20 desconocidos, a medianoche habían ya compartido mesa, además de música, emociones y risas. El minibús de lujo de Transfer Class les esperaba en la puerta del Museu del Fang para llevarlos de nuevo al punto de encuentro donde los había ido a recoger hacía unas horas.
Gracias Pau y Ariadna y equipo de Clandestí por vuestro trabajo, por esta cena original y moderna que consiguió que comiéramos rana, besos y hasta erizos de mar. Gracias al Museu del Fang por abrirnos las puertas de su casa y dejarnos cocinar dentro. Gracias a nuestros 20 invitados que cantaron y comieron con nosotros. Y gracias a nuestros colaboradores y patrocinadores de Chefs(in) Baleària, Jaiak Tendencias & Diseño, Makro, Vinamica, Bodegas Suau, Arabay Coffee, Transfer Class, Purohotel Palma, Autovidal, Estrella Damm, Deacorde, Teixits Vicens, Lafiore y CRDOP Queso Mahón-Menorca, porque sin vosotros no sería posible llevar a cabo eventos como este Hidden Kitchen.
Animaos y venid a disfrutar con nosotros de estas cenas escondidas en lugares mágicos.